Madre Virginia
MADRE VIRGINIA SQUERI
María Isabel Catalina Squeri nació en la ciudad de Bueno Aires el 12 de octubre de 1913.
Se graduó de Maestra Normal y Profesora de piano. Al buscar colegios para ejercer decía: "donde me acepten, pediré que me acepten como religiosa". Así, veinteañera, comenzó la docencia en el entonces "Reginal Coeli", hoy "Instituto Cabrini" del barrio de Villa Mitre (C.A.B.A).
Cumplió el tiempo de noviciado en Italia e hizo sus votos en Sant´Angelo (ciudad natal de Madre Cabrini) tomando el nombre de Madre Virginia del Santísimo Sacramento.
Al regresar a Argentina se recibió de profesora de Matemática, Física y Química en el profesorado del CONSUDEC. Condujo los cursos del Liceo de la Av. Pellegrini en Rosario y al volver a Buenos Aires continuó su tarea docente en el "Santa Rosa"- centro.
Cuando el Arzobispado propuso "la gran misión de Buenos Aires", asignó a las hermanas los barrios de Ingeniero Budge y La Salada. Ellas la asumieron con entusiasmo y Madre Virginia quedó "atada" a ella para siempre.
Finalizadas las clases en el Santa Rosa, acompañada de algunas alumnas de 4º y 5º año, con bolsas cargadas de cuanto podía aliviar las necesidades de Villa Amelia, hacia allá partía. Daban apoyo escolar, catequesis, algo de merienda y visitaban a las familias tratando de calmar o solucionar algún problema y alrededor de las 17:30 emprendían la vuelta.
Villa Amelia se convirtió en "la luz de sus ojos". Primero trabajando en un viejo vagón de ferrocarril, luego en una casilla de madera hasta que logró construir un salón de usos múltiples que fue utilizado para la alfabetización, sin importar las condiciones climáticas... no paró nunca.
Incansable y apasionada por su querida misión, ese sueño que comenzó la primera vez que bajó del colectivo 28, hoy es una realidad.
La escuela, la capilla y la sala de primeros auxilios siguen y seguirán porque la semilla que ella plantó cayó en tierra fértil.
Madre Virginia murió el 12 de agosto de 1991 pero sigue viviendo en el corazón de todos los que la conocieron y amaron, en sus Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y en cada uno de los chicos y docentes de la escuela que ella fundó con tanto amor.
